10 jun 2016

Nunca olvides lo que eres. Porqué llegaste allí; lo que soñabas, lo que aún sueñas; tus deseos más sensatos y los más locos también; tus esperanzas y anhelos. Nunca olvides quién eras; no olvides lo que veías en el espejo cada mañana antes de salir de casa, mientras ordenabas esos cabellos negros; y esa voz dentro de tu cabeza que cada noche te repetía que nunca te des por vencido.

Nunca despiertes pensando que no puedes más, nunca duermas con lágrimas en los ojos; nunca llores si no hay alguien a tu lado para secar tus lágrimas. Nunca te sientas solo.

Nunca cambies esas cosas que te hacían único, esas cosas que hacían que todo el mundo voltee a mirarte cada vez que pasabas; esa mirada tierna y luchadora, la mirada de los ojos cansados que a mí tanto me encantaba. Nunca pierdas tu esencia, recuerda que es lo que amé de ti. Y esos tics y manías que te hacen más único y especial de lo que eres.

Deja que la vida te tome entre sus brazos y te enseñe lo queda del camino, pero nunca dejes de ser tú, que el camino aún es muy largo.

No olvides que tu risa es lo más hermoso que ha oído el mundo, que tu sonrisa es casi tan perfecta como tu inocencia y que tus palabras, como siempre, tienen que salir desde el corazón.

Acuérdate de dónde estás, y que llegaste allí porque, la vida o Dios o el destino lo quisieron así. Recuerda que todo el mundo no está en contra tuyo, que siempre habrá alguien a tu lado, apoyándote, dándote ánimos, recordándote lo fuerte que eres; alguien que solamente quiere verte triunfar, alguien que solo quiere verte dando grandes pasos y subiendo escalones día a día. 

Nunca olvides que soñabas ser feliz, no olvides cuánto lo anhelabas, y lucha por eso; porque en la vida, las cosas no son fáciles. 

Tú sabes qué está bien y qué está mal; no dejes que nadie te diga qué hacer. Sabes que debes seguir a tu mente y a tu corazón; siéntete orgulloso de ello. Y si caes, levántate; sé que levantarse tras una caída es difícil y a veces te tardarás más en salir del hoyo; pero no es imposible. Si te equivocas, inténtalo de nuevo. Si pierdes, inténtalo de nuevo. Nunca, pero nunca, te des por vencido.

Y si lastimas a alguien, discúlpate; acepta tus errores, no todo el mundo se dará cuenta de lo casi perfecto que eres. Pero nunca dejes que te corten las alas, que te digan que no puedes o que te humillen; nunca olvides quién eres. Nunca dejes de ser amable, humilde, modesto y honesto; no dejes que los malos sentimientos nublen tus ojos y entren en tu corazón; no dejes que los malos vicios llenen tu vida.

Llénate de amor, rodéate de personas que te quieran, cólmate de felicidad. Nunca dejes de ser un niño, pero recuerda que habrán situaciones en las que tendrás que ser un hombre. Recuerda que eres risueño, y nunca dejes de jugar.

Ya has visto cuánto has logrado y hasta dónde has llegado; ya te habrás dado cuenta de lo que eres capaz, de que puedes lograr lo que te propongas y que vas a llegar muy lejos. Sé fuerte, para que nadie te lastime; pero sin quitarte el corazón del pecho; recuerda que no debes hacer lo que no quieres que te hagan a ti. Simplemente no dejes de ser tú: el del corazón más hermoso, el de la sonrisa más verdadera y el de la mirada tierna.

Y no olvides que yo estaré siempre aquí; para cuando necesites tomar la mano de alguien, para cuando te sientas solo, para hacerte sonreír, para cuando quieras volar y para recordarte lo grandioso que eres.

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