24 sept 2018

Yo rompí su corazón

Yo le hice daño, mucho daño. Yo rompí su corazón en dos, una y otra vez. Yo sabía lo mucho que me amaba y la decepcioné mil veces y una vez más; yo estaba seguro de que ella estaría de por vida a mi lado, y no la cuidé; y no me di cuenta de lo mucho que valía. No me di cuenta de lo mucho que hacía por mí y para mí, no me di cuenta de que lo único que ella quería era verme feliz sin importar su felicidad. Y yo le hice daño.

Yo la lastimé, la lastimé cuando le dije con mis acciones que no la amaba más, cuando me hacía el frío, cuando no fui romántico con ella, cuando se me acabaron los detalles. La lastimé cuando me hacía el desentendido cuando discretamente pedía un poco de mi atención. La lastimé cuando no la llamaba, cuando no le escribía; porque estaba seguro de que sería ella quien lo haría en algún momento del día aunque estábamos tan lejos.

Yo la hice llorar. Y sí que lloró. Lloró un mar entero cuando se dio cuenta de que ya no era mi prioridad, cuando se dio cuenta de que tenía cosas "más importantes" que ella y mi atención no estaba en ella más. Lloraba cada vez que ella me miraba con sus ojos grandes y yo no la miraba como antes, ni siquiera volteaba a mirarla, pero sabía que ella me miraba a mí; cada vez que me despedía con un "te amo" sin sentimientos, un "te amo" acostumbrado, un "te amo" ya predeterminado; lloró cada vez que yo no la abrazaba como antes o no tenía ganas de tomar su mano. Lloro cada vez que no recordaba nuestro aniversario, aunque justo ese día hayamos dormido en la misma cama. Lloró cada vez que la busqué solo por interés. Pero ella, tan tonta, estaba aún allí por mí y para mí.

Yo la hice miserable y triste. Hice que se sienta la peor persona del mundo cuando la hacía sentir inferior a mí, cuando la menospreciaba a ella y todo lo que ella hacía, hice que no sea feliz a mi lado, la hacía totalmente infeliz. Ella era triste y a mí no me importó hacerla feliz, a mí no me importo secarle las lágrimas de los ojos y hacerla sonreír. No me importó haberla lastimado con las cosas que le dije, no me importó haberla hecho llorar con mi indiferencia, no me importó hacerle daño. Yo solo pensaba en mí, en mi vida, en mi futuro, en mi trabajo, en mis amigos y en mi bienestar.

Yo solo pensaba en mí sin darme cuenta que tenía al amor de mi vida a mi lado, sin darme cuenta que ella sería la única persona que me amaría de tal manera tan intensa, sin juzgarme, sin reprocharme nada, amándome incondicionalmente, amándome sin medidas, amándome a pesar de haberle dado tantas razones para ser odiado, amándome sin recordarme lo mucho que le hice daño. Le hice daño aunque sabía que ya habían personas que la habían lastimado, y personas que aún lo hacían, aunque sabía que estaba pasando por un mal momento, aunque ella ya tenía el corazón roto y destrozado, aunque estaba deprimida, aunque sabía que ella no estaba bien y que necesitaba de mí en su vida para ayudarla: no me importó y yo le hice daño. 

Ella veía en mí a lo mejor que le había pasado en la vida (y yo no), veía en mi a su príncipe azul de cuentos de hadas que tanto le gustaban (y yo no), veía en mí solo mi parte tierna y el amor que alguna vez tuve por ella, y eso es lo único que ella me pedía: un poquito de amor y cariño y una miseria de atención (y yo no se lo di). Ella veía en mí incluso lo que yo no veía y siempre me lo recordaba, y siempre me animaba, y siempre me cuidaba, y por sobre todo: siempre me amaba. 

Y yo sé que ella estará aquí siempre. Y yo sé que nunca me dejará.

Pero soy un tonto, un tonto por pensar que así siempre será.

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