24 may 2020

Ahora

A veces quisiera retroceder el tiempo y que me adviertas que eras tú y que solo necesitaba paciencia hasta volver a ti y estar entre tus brazos. Quisiera retroceder el tiempo, y llegar antes, antes de cometer tantos errores que ya cometí, sin embargo, debo admitir que de esos errores aprendí. 

Cada cosa que ocurre en esta vida tiene un tiempo y una razón, y eso era algo que yo no entendía, y se me hacía un mundo en la cabeza intentar comprender, pero pues, esa primera vez que nos vimos no era el momento aún, y estaba bien así. Quién iba a imaginar que luego sucedería, ¿no? 

En vano era que me pregunte mil veces porqué antes no estuvimos juntos, a pesar de siempre habernos recordado. Pero pienso que si existe el destino lo podría comprobar justo ahora; porque te puso hace tanto tiempo en mi vida, tan niños, tan inocentes, tan bobos; y hoy te trajo aquí de nuevo, a mi lado, tan adultos, tan sensatos, tan maduros, y con tantas ganas de estar juntos. Juntos ahora, dispuestos a responder las interrogantes que nos puso la vida, pero juntos. Sabiendo que lo nuestro nació para ser. 

El momento llegó, cuando ya habíamos pasado casi todas las pruebas de la vida para poder estar juntos. Cuando ya sabíamos lo complicado que sería y lo difícil de los amoríos. Y nos volvimos a encontrar para esto, para permanecer al lado del otro, para aprender un poco más sobre el amor, para ser el sostén el uno del otro, y más en estos tiempos tan difíciles. 

Yo ya no tenía el corazón fracturado en miles de pedacitos, sin embargo me ayudaste a resanar las heridas faltantes, tenía un corazón feliz y lleno, y una sonrisa de oreja a oreja en mi cara, y tú llegaste a darle el toque de encanto y magia que me faltaba. 

No sé si eras el amor de mi vida, porque eso solo lo encuentras una vez, y a estas alturas prefiero no pensar en eso. Pero sí era amor, y era especial y era diferente y esta vez sí era real; y ese amor me da paz y me hace tanto bien. Y me abraza cuando lo necesito, y está aquí aunque estemos lejos, y me haces reír y sonreír. Y mis demonios se calman si estás a mi lado. 

Me enseñaste a creer en algo nuevo, a tener esperanzas, a crecer. A volver a reír a carcajadas, a respirar sonrisas, a soñar con los ojos entreabiertos, a disfrutar los malos ratos, y a oír música mirando al cielo, anhelando que todo esto acabe para verte otra vez. A oír melodías donde nadie lo hacía. Se siente como esos amores de libro que tanto me gustan, pero esto es real. Durante tanto tiempo había intentado ser feliz, pero recién sabía lo que se sentía serlo. 

Has logrado entender mi lado más íntimo y patético, y sé que eres tú porque nunca nadie lo había hecho; y cuando escuchas mis odiseas y tragedias con atención incluso cuando despierto muy muy de mañana, como un niño pequeño leyendo su libro de aventuras favorito. Y cuando me miras como si fuese arte, como si fuese lo más hermoso que has visto en tu vida, y me gusta así. Y me dibujas, y soy feliz. 

Y me gusta de ti tu sonrisa, que se dibuja tan de repente cuando estamos juntos, y tu manera de ver el mundo por el lado más amable; tu madurez y el cómo enfrentas la vida con sus problemas y dificultades, aunque todo se vea tan oscuro. 

Era el destino, la casualidad más bonita. Eras tú ,ahora, a mi lado. Eras mi nuevo presente y nuevo mi futuro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario